domingo, 27 de abril de 2008

Castillos de Cartón.





La luz ha dejado de brillar
y la oscuridad que asoma
tizne de gris tus ojos suplicantes.

Lloran -ahora- lágrimas tus ojos exagües
dejando grietas en tus tristes mejillas,
mas tu mirada como hiriente daga,
se vuelca oscura a su tierna esencia
y transforma en sepia tu rostro de papel.

Todo resbala de su lugar,
se requiebra, mas sigue quieto,
sólo los tenues hilos, que unían
y formaban antes el Castillo rodante,
se rompen.
Nada cambia, sólo sangra.